jueves, 4 de diciembre de 2008
Monasterio de San José del Salvador. Beas de Segura

Según la tradición, durante la celebración de Pentecostés, algunos fieles que investigaban la vida de los profetas Elías y Eliseo en el Monte Carmelo, actual Israel, fueron convertidos al catolicismo tras la aparición de una nube en la que iba una imagen de María. En ese monte, fundaron un templo en honor a la Virgen y la congregación de los Hermanos de Santa María del Monte Carmelo, que pasó a Europa en el siglo XIII luego de su persecución en Tierra Santa. El 16 de julio de 1251, la imagen de la Virgen del Carmen se habría aparecido a San Simón Stock, superior general de la Orden, al que le entregó sus hábitos y el escapulario, principal signo del culto mariano carmelita. Según es tradición la Virgen prometió liberar del Purgatorio a todas las almas que hayan vestido el escapulario durante su vida, el sábado siguiente a la muerte de la persona y llevarlos al cielo, creencia que ha sido respaldada por los Pontífices. La iconografía principal de la


Poco después llegaría a la villa San Juan de la Cruz que se había trasladado como prior al convento de frailes descalzos del Calvario de Beas, tras huir de la celda conventual de Toledo, en




Las partes más antiguas del monasterio las forman unas dependencia situadas junto a la actual iglesia parroquial, que parecen estar construidas entre el S.XV y XVI y que quizá puedan corresponder con la antigua sede de la Vicaría. También la propia Iglesia del monasterio, construida en su totalidad en fábrica de buena cantería.
Su portada barroca del XVII responde al tipo de fachada denominada carmelitana, que se impone en España a lo largo de todo este siglo: portada con el clásico arco de medio punto sobre impostas, con ménsula en la clave y rosetas; flanqueada por columnas dóricas y pilastras. Sobre el friso con metopas y triglifos hay un frontón semicircular partido y tres escudos, los de Teresa de Cepeda y Ahumada y los de la Orden Carmelita, que enmarcan la zona central, compuesta por pilastras que sujetan otro pequeño frontón semicircular, que acogen a su vez una hornacina con San José, titular del Monasterio. Un gran frontón triangular con óculo en el tímpano y pináculos remata la fachada. En su interior, el templo presenta planta de cruz latina, una auténtica novedad dentro de la Orden, más propensa siempre, por imperativos de modestia, a la planta de «cajón», tal como sucede en otras iglesias como la de las Carmelitas de Jaén. Su única nave con crucero remarcado por cortos brazos, se cubre con bóveda de cañón con lunetos y, en los b
razos del crucero, con media naranja, todas con decoraciones doradas. Coro elevado a los pies, sobre bóveda escarzana y cúpula central sobre pechinas con frescos en los que están representados arcángeles, con ricas pinturas. Su decoración es excepcionalmente rica. Destaca el impresionante retablo dorado del altar mayor con columnas salomónicas enmarcando hornacinas en las que aparecen el niño Jesús de Praga, Santa Teresita del Niño Jesús y San José en la parte central, como titular del Monasterio; rematando el retablo con un crucificado en la parte alta, junto al que están representados de nuevo los escudos de la orden. Debido a la gran similitud de éste con el retablo mayor de la
Catedral de Baeza, se piensa que podría haber sido tallado por el maestro Alonso Rosillo hacia 1620. Otros cuatro retablos del mismo estilo encontramos en los brazos del crucero, uno dedicado a la Virgen del Carmen, otro a la Virgen de las Angustias y los otros dos a los santos carmelitanos: San Juan de la Cruz (patrón del pueblo de Beas) y Santa Teresa de Jesús. En la plaza que se abre ante la iglesia, podemos ver dos estatuas conmemorativas en honor a Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. En el interior del monasterio destaca su claustro del siglo XIX, de planta cuadrada, con arcos rebajados sobre pilastras de ladrillo, con galería superior y con una fuente central de taza con escultura de la Virgen del Carmen; también destaca el oratorio y celda de Santa Teresa, donde permaneció durante su estancia en Beas.
Igualmente en el interior, podemos visitar un museo de arte sacro, en el que encontraremos, además de numerosas esculturas y pinturas religiosas de gran valor artístico, reliquias de los santos, y otros utensilios y piezas de valor, como la primera llave de la edificación donde se fundó el convento y vivió Santa Teresa. De San Juan de la Cruz también se conservan varias reliquias como el Cáliz, la casulla y resto de vestuario con el que realizaba el sacrificio y administraba los sacramentos, el sillón, en el que según la leyenda levitó, etc….




El estado de conservación es excepcionalmente bueno tras realizarse una restauración con carácter de urgencia en 2002 dentro del Programa «Monasterios y Edificios Conventuales», con una inversión total del 100% a cargo del Ministerio de Fomento, por importe de 187.400 euros; en la que además de recalzar la cimentación para asegurar la estabilidad del edificio, se realizó una limpieza en fachadas y se protegió la piedra ante su degradación, junto a otras actuaciones dentro del convento.
La Iglesia del Monasterio de San José del Salvador está catalogada como Bien de Interés Cultural (B.I.C.) en el registro de 1979 e inscrita en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía (CGPHA).
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Antiguas Carnicerías. Beas de Segura

Actualmente el edifico se reduce a algunas dependencias en planta baja, por lo que se ha ido alterando su configuración inicial. Sin duda, la parte más antigua que se conserva es su fachada, con portada renacentista del siglo XVI, sencilla, pero de una belleza indiscutible que muestra el esplendor que la villa de Beas alcanzó en esa época.
La puerta de entrada está enmarcada con una simple sucesión de molduras, en las que se insertan rosetas. Sobre el dintel y con un estupendo labrado, destaca el escudo representativo de la Villa, en el que podemos leer: EL ILVSTRE AIVNTAMIENTO D LA VILLA D BEAS. A ambos lado
de la puerta de entrada y, sobre potentes basas, se alzan dos columnas estriadas con sencillos capiteles compuestos que sostienen una gran cornisa en la que se suceden las molduras que, a su vez sostienen un entablamento plano y otra cornisa aún más potente. Sobre dicha cornisa, un segundo cuerpo, en el que una pequeña ventana enrejada se abre en los gruesos muros, flanqueada por pilastras jónico-corintias, un austero dintel y otros detalles y decoraciones labradas en piedra. Esta portada muestra gran similitud en estilo a la del antiguo Convento de la Limpia concepción, junto al actual colegio San Fernando. La fachada original que se conserva del edificio está realizada íntegramente en cantería labrada, destacando especialmente la labra de su portada.


En la actualidad se está llevando a cabo una importante obra de rehabilitación para crear en sus dependencias una oficina de turismo.
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